Era duro como el diamante
cristalino y puro como río pirenaico.
Era trémulo como mies madura
liviano ligero como caricia.
Era volcánico, arrasador
todo lo envolvia.
Era, era, era...
y fue aventado como brizna quemada.
posted by Concha Pelayo/ AICA (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte) at 4:59 PM
Me gustan esos finales. No del todo felices. Le dan un toque 'blasfemo' al poema
Los finales tienen siempre un tinte dramático, pero se puede comenzar de nuevo.
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2 Comments:
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