Campos de color
tensados,
obligados unos y otros
a respetarse
bajo el dominio
de sus fuerzas.

Como se respeta
el silencio
bajo un sol de justicia.

Y en mi ausencia

ni llores

ni sufras.

Has de saber

que lo que quise quiero

que puede brotar la simiente

entre la piedra.

(Hasta pronto)

Rosas para ti,
padre,
veinte rosas rojas
de pitiminí.

Veinte rosas
viente años
veinte besos esbozados
-no te los di-

Rosas de pitiminí
diminutas rosas, padre,
yo
las compré
para ti.

Escucha mientras
habla el viento y
se mece el tallo.

Atiende al rumor
del gimiente pétalo
que besa al aire.

Presta tu oído al eco
y sentirás mis latidos
derretidos en miel.

qué fue que cambió,

como la fuerza del tornado,

cambia y retuerce

los caminos?

o, acaso, el peso del amor

no es

fina lluvia

brisa en los labios

ligereza en el cuerpo?

Díme tú, furtiva,
tímida florecilla que a cada paso
asomas la mirada,
díme si algún día, de madrugada,
no sentiste al rocío
besar tu cara,
ni oíste un requiebro
ni aspiraron tu esencia
ni sus labios temblaron.

Díme tú, niña.
Díme si no sentiste nada.