Le escribí a la luna
le mandé un email.

Le pregunté si
-por ventura-
te veía.

Me respondió que sí.
Dejabas pasar la vida
ensimismado.

Pensando en ti.

Se escapan las mariposas de mi pecho
aquellas que volaban
como frágiles pétalos de mayo.

Escaparon, como se escapan los sueños cada día
al caer la noche
al recibir el alba.

Que no golpeen mi puerta
que no me llamen
ni digan mi nombre.

Escaparon las mariposas.
Escaparon.

Me acerqué al Duero
y me senté en su orilla.
Sumida en llanto le pregunté
si sabía de tus amarguras
si, por ventura,
tus sueños se habían zambullido
alguna vez entre sus aguas.

Le pregunté si oyó susurrar mi nombre...

Todo eso le pregunté
y el Duero me respondió,
que bien me conocía, que tus lágrimas de sal
beben los dulces recuerdos,
poso del amor.

"Bailábamos en el centro de la pista. En las evoluciones de los giros, yo iba fijándome en las manos de los otros chicos y en cómo las apoyaban con suavidad, pero con firmeza, en la espalda de las chicas. Yo sentía sobre la mía la presión de cinco dedos que dirigían torpemente mis movimientos, completamente desacompasados. Sentía esa presión con cierto desagrado, como si me molestara..."

Hoy, después de mucho buscar, he encontrado, por fin, el paquete de folios escritos con mi vieja Hispano Olivetti. Las hojas han amarilleado y he sentido, al releerlas, una viva emoción.

Por eso he querido traeros este breve texto del contenido.

Es ese oscuro objeto de deseo
ráfaga o tiniebla
lejana luz.

es la ilusión
deshecha en un instante
de aquél fuego herido al atardecer.

Todo transcurre
con la misma placidez
derrumbándose
entre enhiesta arboleda.

Ser zumo o miel,
vino en octubre.

Ser sed del sediento
que aspira mi sed.

Ser eso:
oasis, templo pétreo.
Ser eso que sacia
la sed.

hago de la prosa verso
porque verso es vida.

vida que crece
decreciendo cada día.

Lentamente
Calladamente
Furtivamente...

Como las hojas en otoño
trémulas al caer,

van cubriéndose vacíos
-alertos los sentidos-
las piezas encajadas
despierta la mente
el alma adormecida.

Voy a formatear mi mente,
organizar mi pensamiento.

Daré forma a cada sensación
hasta poder tocarlas
con mis dedos.

Las forraré de impermeable seda
hasta hacerlas mías.
Sólo mías.

Las protegeré contra la erosión:
de la incomprensión
del olvido
de la estupidez
del egoísmo.

Todas las sensaciones
a salvo de la intemperie,
de mentes desordenadas,
corroídas
pusilánimes
cobardes
egoístas...

Construiré mi caja de Pandora
con madera de boj,
suave y resistente
y allí mis emociones.

Todo clasificado,
ordenado:

El amor y el dolor
La tristeza y la alegría
El deseo y la ternura.
El ímpetu y la vehemencia.
La ansiedad.

Cada pieza en su lugar.
Sin interferencias.

Dedicado a Noa.

No es el dulce recuerdo de la carne
lo que al amado ata.

Ni siquiera el anhelado encuentro.
-¡Oh, conjunción astral de lo divino...!-

Es la obsesiva mente,
apegada irremediablemente a la otra,
prendida a su epidermis
como parásito, voraz y ansioso,
que todo lo depreda.

Imagen: Bienal de Zamora 2006